Resumen
Bien puede afirmarse, en definitiva, que el catolicismo no solo no debilitó la consistencia de las obras dramáticas de los Siglos de Oro en España —ya del punto de vista de los dramaturgos, ya del público espectador—, sino que solió ser, en las grandes tragedias, precisamente sustancia de tragicidad.
Cierto sector de la crítica ha querido negar la existencia de la tragedia como género teatral en la España de los Siglos de Oro, o la ha puesto en duda, básicamente por tres razones: la superación que hiciera del esquema clásico de las unidades de tiempo, acción y lugar; algo que yo llamaría una confusión entre la tragedia y lo trágico; y, finalmente, el problema de la fe, es decir, una supuesta imposibilidad de que pueda haber tragedia en obras dramáticas donde irrumpe Dios, la esperanza en la vida eterna y la redención del hombre.
Cierto sector de la crítica ha querido negar la existencia de la tragedia como género teatral en la España de los Siglos de Oro, o la ha puesto en duda, básicamente por tres razones: la superación que hiciera del esquema clásico de las unidades de tiempo, acción y lugar; algo que yo llamaría una confusión entre la tragedia y lo trágico; y, finalmente, el problema de la fe, es decir, una supuesta imposibilidad de que pueda haber tragedia en obras dramáticas donde irrumpe Dios, la esperanza en la vida eterna y la redención del hombre.
Idioma original | Español |
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Páginas (desde-hasta) | 536-543 |
Número de páginas | 8 |
Publicación | Humanitas. Pontificia Universidad Católica de Chile. |
Volumen | XIV |
N.º | 55 |
Estado | Publicada - 2009 |