Sensibilidad, responsividad y dirección: análisis e intervención sobre los patrones tempranos de interacción entre padres e hijos en la crianza de infantes con Trastornos del Neurodesarrollo

La crianza es un proceso complejo, que se mantiene por un largo periodo de tiempo y que supone la construcción de una relación entre los padres y sus hijos que es compleja. Las interacciones que se dan al interior de la familia, y en especial las Interacciones Padres-Hijo (IPH), dependen de múltiples factores como las características de los padres y las características de los hijos. En estas interacciones los padres tienen múltiples retos y dificultades ya que deben adaptar sus comportamientos a las necesidades del infante y además actuar no solo pensando en satisfacer las necesidades biológicas de su bebé, sino también tratando de favorecer la formación del vínculo afectivo y brindando oportunidades de estimulación que favorezca el desarrollo del infante. Si a estas exigencias que aparecen naturalmente en las relaciones que establecen los padres con sus hijos con desarrollo típico, se suma la presencia de un Trastorno del Neurodesarrollo, la situación puede ser aún más compleja y demandante. Este proyecto busca aportar desde la investigación básica sobre las IPH en familias de infantes con Trastornos del Neurodesarrollo (TND), con un modelo de comprensión enfocado en el estudio de tres aspectos centrales de las interacciones: Las características del infante, las características de los padres y la interacción entre estos, en familias de infantes con Síndrome de Down (SD). La hipótesis central es que, en presencia de un TND como el SD, las características de los infantes y las características de los padres confluyen en patrones particulares de interacción. Se plantea que las características de esta relación se transforman con el paso del tiempo durante la primera infancia, y son un factor especialmente relevante para el desarrollo de competencias cognitivas y conductas adaptativas de los niños. Este proyecto se plantea además que, a través de un programa de intervención estructurado, guiado por el enfoque cognitivo comportamental, enfocado en el trabajo directo con los padres y con las díadas (padres e hijo) es posible construir interacciones asertivas que beneficien el desarrollo integral de los niños.